viernes, 5 de noviembre de 2010

Tal vez necesitamos un desastre ocasional!

Tal vez necesitamos un desastre ocasional!

Contar palabras:
378

Resumen:
Los desastres nos proporcionan oportunidades únicas. No es que queremos el dolor a nadie, pero el sufrimiento es parte de la vida. Cuando esto ocurre, trae la oscuridad a sus víctimas, sino también la posibilidad de semejantes para encender una luz nueva y más brillante que enriquece nuestra especie, nuestro espíritu y nuestro futuro.


Palabras clave:
cuestiones sociales, la psicología, la política, la economía, el pensamiento


Cuerpo del artículo:
El sufrimiento y el trauma a la izquierda a raíz del tsunami del año pasado en el sudeste de Asia, nuestros propios huracanes Katrina, Rita y Wilma, el terremoto en Cachemira, y los deslizamientos de lodo de América Central, no puede ser ignorada. Pero ninguno de estos actos fueron hechos por el hombre que puede tratar de erradicar, como el terrorismo o la brutalidad de los tiranos.

Estos fueron los eventos naturales - catastrófico para estar seguro, pero espera un subproducto de la vida en un planeta cada vez más cambiante e inestable. Ciertamente podemos mejorar nuestra capacidad de preparar para ellos, y la velocidad y la intensidad de nuestra respuesta a las víctimas, sino para todo nuestro capital intelectual y la sofisticación tecnológica, no podemos evitar que se produzcan.

Para emocional frente a sus consecuencias, podemos replantear la tragedia de los acontecimientos por un enfoque en cómo los desastres pueden sacar lo mejor de nuestra raza humana a menudo deficiente.

Podemos mirar a las ciudades conservadoras, Texas solo para blancos que abrieron sus brazos y sus corazones, a los afroamericanos pobres que huyen de las inundaciones de Nueva Orleans.

Podemos estar orgullosos, pero sorprendió a los regalos de comida y refugio y el apoyo que la semi-hippies de la Coalición del Arcoiris presentada a los ciudadanos afectados por la derecha en las pequeñas ciudades de Mississippi.

Podemos mirar en torno a un estadio de fútbol donde los donantes hicieron cola para dar todo lo que pudieron.

Podemos bajar la cabeza con asombro ante las familias que abrieron sus hogares a los que ya no tenía nada.

Podemos saludar a los voluntarios que tomaron alimentos, agua, mantas y generadores para las zonas devastadas, moviéndose más rápido y con más compromiso que los secuaces renuente del Gobierno Federal.

Todos llevan una vida lleno de potencialidades. Se necesitan ciertas condiciones, combinadas con las decisiones internas, para convertirlos en realidades. Lo mejor de nosotros, mirando la destrucción, la angustia y desolación en la cara, altura de las circunstancias. De lo banal, egoísta, vive sin complicaciones, aprovechamos la oportunidad de ser más de lo que hemos sido, para aprovechar nuestra propia promesa, para atreverse a lo heroico.

Los desastres nos proporcionan oportunidades únicas. No es que queremos el dolor a nadie, pero el sufrimiento es parte de la vida. Cuando esto ocurre, trae la oscuridad a sus víctimas, sino también la posibilidad de semejantes para encender una luz nueva y más brillante que enriquece nuestra especie, nuestro espíritu y nuestro futuro.